Muchos creen que la herramienta principal para triunfar en la vida es la inteligencia, pero lo cierto es que, además de este componente de nuestra persona, también somos un cúmulo de emociones, cuya función es interpretar el mundo que nos rodea. Y es que una emoción implica un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias que tienen mucha influencia en nuestros pensamientos diarios, las decisiones que tomamos y los pasos que damos a lo largo de los años.
Todos hemos experimentado alguna vez dificultad de pensar con claridad cuando nuestra vida emocional se encuentra agitada. Incluso en el trabajo puede que nos cueste el doble concentrarnos si las emociones se cuelan en nuestros pensamientos y actividades intelectuales.
La influencia de las emociones, es tal, que pueden llegar a sabotear diversos ámbitos de la vida de forma eficaz. Por ello, para conseguir el bienestar y el equilibrio personal, es importante saber controlarlas (no reprimirlas).
Conocer las propias emociones y aprender a manejarlas ayuda a que actúen en favor nuestro, pues son indispensables para tomar decisiones racionadas que nos orientan en la dirección adecuada.