TRAUMAS

Escribe en un papel algo muy duro o traumático que hayas vivido en tu vida y nunca le hayas contado a nadie. Recórtalo, dóblalo y guárdalo en tu mano. Cuando tengas los ojos cerrados pregúntate, ¿esto te complica la vida?

  • Si no te lo complica, rómpelo y tíralo. 
  • Si la respuesta es sí, hay que trabajar por digerirlo y aceptarlo.

Cuando hay algo en tu pasado que se pueda parecer a esto, y especialmente si ha sido en la infancia, hay temor a tener que volver a experimentar lo mismo, más aún si nos hemos decidido por contarlo en terapia. Es importante destacar que para trabajar un trauma no es necesario volver a revivirlo todo con pelos y señales, pero es importante acceder a ello para encontrar un significado y digerirlo para seguir adelante.

Ante una amenaza los seres humanos y los animales tenemos 3 sistemas de respuesta: Atacar, Correr o Paralizarse. De forma inconsciente nuestro cerebro percibe una amenaza y decide optar por una se estas tres opciones, o una mezcla de ellas, en función de la situación. Entendemos perfectamente por qué nuestro organismo decide atacar o correr, pero no entendemos tan bien por qué decide no hacer nada para sobrevivir. En el mundo animal correspondería a hacerse el muerto. Y es que si nos van a atracar 5 personas mas grandes que nosotros, lo habitual es que colaboremos en todo lo que nos digan y no opongamos resistencia ni salgamos huyendo, de forma que »no hacer nada» se convierte en la mejor estrategia para salir ileso de una situación peligrosa para la salud. 

Esto es importante porque, en una situación traumática menos clara que la del atraco (maltrato infantil, agresiones sexuales, incendios, accidentes de tráfico, desastres naturales, atentados terroristas, torturas…), nos castigamos por no haber reaccionado como nos gustaría, pero sin embargo, nuestro cerebro optó por la mejor estrategia para favorecer nuestra supervivencia y por eso estamos hoy aquí.

Si este es tu caso es importante que recibas la ayuda que necesitas, podemos ayudarte.