FOBIAS Y MIEDOS

¿Cómo aparecen las fobias? ¿Cómo podemos tener miedo a situaciones que casi todo el mundo considera inocuas o incluso agradables? La respuesta está en nuestras expe­riencias. 

Imagínate a alguien que disfruta de la conducción y además le gustan los coches. Un día cualquiera sufre un accidente, no se le ocurre nada pero se asusta mucho. Unos días después cuando intenta conducir de nuevo, su cabeza se llena de mensajes y de imágenes terribles donde sufre un sangriento accidente. En un instante su cuerpo reac­ciona como si su vida estuviese realmente en peligro, su corazón late rapidísimamente, apenas puede respirar y sus piernas y brazos son de gelatina. Ante este intenso malestar, su única alternativa es bajarse del coche. Ha adquirido una fobia a conducir.

Pongamos otro ejemplo, un buen estudiante recibe la calificación de su último examen y no está de acuerdo con la nota. Habla con el profesor pero no consigue que su calificación cambie. Al día siguiente recibe una impresionante bronca por parte del director del colegio siendo acusado de descarado, irres­petuoso y grosero. Lo pasa muy mal. A partir de ese momento, deci­de no volver a pedir una revisión de examen, esté de acuerdo o no con sus calificaciones, , y cada vez que piensa en hacerlo, se siente muy incómodo y molesto. Ha adquirido un miedo fóbico a expresar su opinión.

Cuando más veces evitemos el mal trago de enfrentarnos a un miedo (recibir una crítica, hablar en público, animales, espacios abiertos o cerrados, alturas, inyecciones…), mayor será nuestro malestar la próxima vez que nos encontremos con él, y más fácil será que evitemos o escapemos del peligro. 

Si te has visto inmerso en este círculo vicioso y estás viendo mermada tu calidad de vida, no es necesario que continúes así. Hay una salida, te ayudaremos a que la encuentres.